Hipótesis


El debate en torno a los bienes comunes ha alcanzado un gran interés en los últimos años debido a la crisis económica y política que el capitalismo neo-liberal viene creando, con la creciente presión de las privatizaciones y el control de los gobiernos sobre los bienes comunes de las comunidades. La gestión de lo que puede considerarse como la riqueza común o bienes comunes necesita ser reconsiderada, ya que la vieja distinción entre privado y público no parece ser capaz de satisfacer ni la necesidad de comprender la propiedad ni la de responder a la pregunta fundamental de cómo compartir los recursos vitales. No es casualidad que los movimientos como los movimientos de los Indignados, Occupy, o la revuelta para proteger el parque Gezi- hayan señalado el derecho al común tanto como objeto de la lucha, cuanto como forma de organización.

La noción de los bienes comunes ha sido aproximada por académicos de diversos campos del conocimiento como la filosofía política -A. Negri y M. Hardt, la geografía urbana -D. Harvey-, la economía -E. Ostrom-, la historia -P. Linebaugh-, el derecho -U. Mattei, L. Lessing, Y. Benckler o cultura digital -D. Bollier-. Como una mezcla de parte física y parte relacional, el concepto de bien común urbano carece de una literatura académica extensa. Las preguntas, entonces, serian: ¿Puéde el comun ser mapeado? ¿Cuál es la riqueza comum de la metrópolis contemporânea y como puede ser localizada? ¿Cómo podemos categorizarlos? ¿Cómo se está protegiendo el bien común de las privatizaciones y las parcerias público-privadas del neoliberalismo totalitário? ¿Qué nuevas práticas de “hacer comun” surgieron del nuevo ciclo de luchs que comenzó em 2010-11? ¿Cuáles son las ventajas y riesgos de la producción de tal cartografía en tiempos de criris y rebeliones?